Jueves, 24 de Julio del 2025

El Mambo de la botella

El Mambo de la botella

Le pasaron la botella, y apenas veía quién había sido. Recordaba apenas levemente que había empezado a tomar cuando era de día, y si bien ahora también tenía el sol pegándole en los ojos, como un rayo, se le cruzó el recuerdo de que en algún punto de la gira en la que había entrado como por un tubo, había sido de noche, y que en ese momento todavía estaba con ella.

Contrariamente a lo que la lógica indica, este último trago le hizo poner todos los recuerdos inmediatos en tiempo y espacio. Estaba en la cancha, mirando el campeonato que él hace años que ya no jugaba, con los amigos del barrio esperando que se haga la tarde, y después la noche, para despedir un año más que se fue así, como el tiro del 9 por arriba del travesaño: sin pena ni gloria diría el relator.

Miró a su alrededor, con esa extrañez con la que miran alrededor los borrachos, reconociendo todo, pero sin saber bien de dónde ni de cuando, y devolvió la botella ante el reclamo del resto que le pedía que la largue, no sin antes darle un trago más, con ese dolor dulce que son las despedidas pensó. Y sí, se dió cuenta que, si poetizaba una estupidez como un trago de cerveza, tenía mucho más que alcohol en su organismo, aunque no recordaba exactamente qué era. Pensar en una letra de los Redondos cuando uno no está 100% sobrio, era un antidóping mental que no falla: estaba hasta la chota.

Se levantó, y antes del saludo general y el "Nos vemos después del brindis para seguir brindando", se acercó al poseedor de la botella y le estiró la mano esperando que entienda el gesto universal de pedir otro trago. El Pato, que en ese momento era el omnipotente dueño de la botella, lo miró a los ojos, y en el brillo acuoso y perdido encontró la imposibilidad de negársela. Se la dió, y vió como en un trago hizo desaparecer casi 1/4 litro de cerveza. Lo abrazó, le dió un beso en la frente y lo despidió hasta más tarde. Y cuando se iba, lo escuchó murmurar:

-Gracias, Pato. Hoy también me voy la voy a poner de sombrero, a ver si ella aparece de nuevo, aunque sea en mi mambo como anoche.