Publicado en Fanzine N°...
Por Miche
Jueves, 24 de Julio del 2025

La Crónica del Sapo y La Frutilla Envenenada

La Crónica del Sapo y La Frutilla Envenenada

Era de noche en el pueblo, caminábamos con un amigo hacia la costa. La luna acompañaba entre nubes y el viento nos cruzaba la cara. En un momento, le comento al pasar mientras encendía mi pequeña pipa de algarrobo.

—¿Te acordás de la cantidad de sapos que había cuando íbamos a la escuela? Ya no están.

—La verdad que medio tarde te diste cuenta—respondió irónico.

—Mejor tarde que nunca ¿No? —me defendí, indefenso.

—Y bueno…— respondió con molestia en su tono—hay que decirles gracias a los pesticidas que tiran en nuestra tierra para los monocultivos, esas cositas cambian desde metabolismos hasta los sexos de muchas especies, y, de yapa, matan.

Yo le pase la pipa, él le dio una calada y seguimos a la mar.

Esa noche el insomnio me ganó y el sueño se desveló con preguntas a las que me urgía encontrarle respuesta. En el horizonte me apareció El Boquerón, barrio que pertenece al cordón frutihortícola del partido de Gral. Pueyrredón, para hablar con Yani, referente de la eco asamblea.

El último martes canicular de marzo nos encontramos en la plaza libertad, a mitad de camino de nuestros hogares, y mientras ella preparaba el mate y yo sacaba mi cuaderno de notas, veíamos infancias ir y venir en un vaivén que profesaba porvenir. Entre sorbos de infusión, me fue contando que una compañía frutihortícola líder se instaló a metros de su barrio y comenzó a explotar la tierra sin cuidados, sin escrúpulos, con prácticas ilegales que quebrantan ordenanzas votadas por este sistema que huele a obsoleto y poniendo a su dios dinero, sobre todo.

Me habló sobre el veneno que les circunda y enferma, de sus aguas contaminadas y de la frutilla más corrupta de Argentina. Mencionó al bromuro de metilo (aconsejo buscar sus usos y peligros), a la atrazina y a bioquímicas armamentísticas devenidas a farmacéuticas enfermizas, esas mismas que desde los 90’ pregonan el fin de la hambruna con sus técnicas innovadoras e inhumanas.

Yo aún veo gente con hambre.

A pesar de la locura, ella presagió futuro, lucha y salida colectiva, enfatizó a la agroecología como sendero a tomar, recalcó el cuidado de quien tenemos al lado, a la comida sana, a una educación no adoctrinada, a la estrategia de la flor para abrazar las causas, a la urgencia de una reforma agraria.

Ella me habló de quimeras y una pregunta resonó…

¿Si no apuntamos a la utopía, como le vamos a ganar a este mal?