
El mar es de todxs
Francisco: -Es lindo el mar, Seño?
Maestra: -Sí, mi amor, es hermoso…
Cami: -Es grandeee, no?
Maestra: -Sí… Inmenso…
Francisco (bajando la mirada): -Ojalá algún día pueda conocerlo…
Cami: -¡Siiii! yo si veo algún día un delfín me muero de la emoción, Seño…
Y la conversación continuó con el resto del grupo, que también realizaba distintas acotaciones, como por ejemplo que a uno alguien le había contado que era frío, otros que lo habían visto por la tele… etc.
A veces hay charlas que se dan espontáneamente con nuestros alumnos que nos provocan en una milésima de segundo muchas sensaciones juntas, reacciones físicas y emocionales, como una pequeña descarga en el pecho que llega hasta el estómago y nos cierra la garganta, porque esta conversación se dio con el tono desesperanzador de Francisco, alumno que junto con su hermanito viven con su abuelita, que hace malabares para cuidarlos, con una madre que trabaja toda la semana limpiando casas y solo los ve los fines de semana, y un padre preso. también de Cami, integrante de una familia numerosa, cartonera, que viven en una casita usurpada, y que con los ojos chispeantes se imaginaba tocando un delfín. y así todos, con su historia familiar como mochila.
Este simple hecho que para algunos es tomar un micro o agarrar el auto, salir a la ruta y estar en un par de horas en la costa, para otros es algo lejano…
La Seño se queda callada escuchándolos y masticando la injusticia social, esa que nos cae tan mal al estómago y al alma, esa injusticia que los docentes que trabajamos en barrios humildes vivimos en carne propia todos los días. Entonces, después de respirar hondo, continuó la conversación tratando de convencer a sus alumnos de que, si ellos se lo propusieran, algún día también podrían conocer el mar, cuando Francisco la interrumpe diciendo con voz firme:
-Yo me lo propongo. ¿Y ahora qué?
La Seño pensó bien la respuesta, porque no solo hay que proponerse las cosas y pensar que como por arte de magia sucederán. a lo que le contestó:
-Además hay que trabajar duro para lograrlo, y lo duro es no solo porque sea sacrificado, sino que además debe ser perseverante.
Francisco, mirando a la Seño y a sus compañeros, dijo:
-¿Vamos?
Todxs: -¡Vaaamooos! ¡Vaaamooos! ¡Sí, Vamos a conocer el mar!... ¿Vamos, Seño?
La Seño, abriendo grande los ojos y pensando "¿En dónde me metí?" dijo sonriendo:
-Vamos…
Sabiendo que no sería fácil, que se había metido en un terreno muy difícil, pero no imposible. Era consciente de que podía salir mal y provocar una gran desilusión en sus alumnos, pero ya se había embarcado. Iba a hacer lo imposible, no podía fallarles.
En ese momento comenzó el viaje hacia el mar…
Cuando alguien desea con muchas ganas algo, creo que el universo conspira a favor. imagínense: Eran un montón de personas deseando con ilusión que sucediera.
Lxs alumnxs y su Señorita fueron contagiando su entusiasmo, y ahora era un sueño de todxs.
El grupo comenzó a realizar rifas y ferias americanas con donaciones realizadas por las familias, docentes y familiares de las docentes. había una alcancía donde todos ponían sus pequeños ahorros. El grupo vendía artesanías y comidas realizadas por ellos.
El corazón bondadoso de un conocido de una de las Seños nos ofreció su micro, pero había que pagar el combustible. otra Seño consiguió el hotel del sindicato docente, pero solo con media pensión. ya faltaba menos, pero aún faltaba mucho.
Una tarde, mientras se realizaba un taller de artesanías, lxs alumnxs escuchaban música, Rock Nacional, y uno comenta:
-"¿Sabía, Seño, que acá en el barrio hay muchas bandas?"
- ¿Así? ¿no me digas? ¡qué bueno! -Contestó la Seño para seguir con la conversación.
Y fue entonces cuando se le encendió la lamparita.
Comenzaron a investigar cuáles eran las bandas del barrio, y todos conocían a alguien de la banda o algún contacto. Además, surgió un proyecto sobre la historia del rock.
Un referente de la zona realizó una reunión con los distintos integrantes, donde la maestra pudo contarles sobre el sueño de las chicas y chicos del C.E.C, y creo que de algún modo se habrán sentido identificados y se habrán visto a ellos mismos de chicos con las mismas ilusiones.
Juntos organizaron el festival "¡LOS CHICOS QUIEREN ROCK!" las bandas tocaron gratis y hasta pusieron plata para que todo saliera bien, pagando a un sonidista.
¡El recital fue todo un éxito! No solo se consiguió el dinero para el micro, sino también dinero para que las chicas y chicos pudieran pagarse las comidas en un restorán y en uno de esos lugares de comida rápida que el payaso les vende hamburguesas que tanto les gustan.
Pudieron visitar MUNDO MARINO y conocer todo lo que habían estudiado durante el año sobre los delfines, ballenas y focas. También salieron de compras, como hace todo el mundo, comprando recuerditos para sus familias y hasta para las demás Seños que colaboraron.
Y pudieron comprobar que el mar es hermoso, es frío y es inmenso…
Cami no se murió cuando pudo tocar el delfín, pero sí se emocionó tanto que su emoción contagió hasta las lágrimas a la Seño, que recordó aquella charla…
Y por un momento el mundo fue un poquito más justo para Francisco, para Cami y para aquellos pibes y pibas, donde “El mar fue también para ellos”.
Historia basada en un hecho real.